La pareja hoy: Modelo para armar
Por Lic. Liliana Marelli *
Complejidad de la pareja
Intento pensar el vínculo de pareja en toda su complejidad: “unión – desunión, encuentro – desencuentro, ilusión – desilusión, entrecruzamiento pulsional (tendencias constructivas – destructivas), ambivalencia del deseo (conflicto entre quiero – no quiero), búsqueda ilusoria de una completud perdida (jamás vamos a ser perfectos ni completos, ni podremos esperar todo de la pareja).
Encuentro con uno mismo
Considero importante destacar el encuentro con uno mismo, para poder reconocer, descriminar al otro y no hacerlo depositario de nuestros propios fantasmas. Solo así la pareja puede desarrollarse desde dos personas hacia un fin común; cada persona con sus características, temores, deseos, proyectos y, desde luego, atravesando por las distintas crisis (las propias de los seres humanos, entendidas como crecimiento y cambio). Esto implica un acto de creación, ya que es el resultado de un corte, que nos hace reconocer nuestras carencias internas y manifiesta que nunca vamos a ser completos ni perfectos, ni tenemos porque demandarle esto a la pareja. Por lo tanto, el vínculo de la pareja es el resultado de un acto creativo.
Conflictos vinculares
Mi experiencia de muchos años como terapeuta de pareja y de familia y especialmente el trabajo con parejas en crisis, me llevaron a sentir, reflexionar e investigar acerca de la pareja humana en su distintas vicisitudes y atravesamientos en el camino, denominados juegos vinculares, los que por su característica polar se tornan en “versus”. En mi trabajo con parejas comprobé que al principio del proceso terapéutico frecuentemente aparecían, entre otros, “versus” tales como:
La tonta vs. el sabelotodo
La complicada vs. el simple
La empleada vs. el jefe
La sumisa vs. el autoritario
La pasiva vs. el activo
La víctima vs. el victimario
Estos roles se alternan y se intercambian, formando entrampes en el vínculo de la pareja. A medida que se avanza en el trabajo, en el proceso de crecimiento, se toma conciencia de esta forma de vínculo, permitiendo poco a poco destrabar estos nudos y posibilitar los cambios.
Sufrimiento ante la ruptura vincular
Pude comprobar y acompañar diferentes niveles de sufrimiento frente a la ruptura vincular; por la pérdida de una estructura que contiene y que sostiene, el temor a la soledad, el sentimiento de quiebre y hasta cierto trastornos de la identidad. Estas manifestaciones son variables en distintas personas y en diferentes formas de vínculo. Cuanto más simbiótico, pegoteado, poco diferenciado haya sido el vínculo y haya menor autoafirmación de la persona (de su individualidad, de su libertad, de sus propios proyectos) mayor será el sentimiento de quiebre de la misma. Hasta que a través de todo un proceso, que podrá ser realizado solo o con la ayuda terapéutica, va organizando nuevamente su vida. Muchas veces escuché a mi pacientes preguntarse: ¿Y ahora qué? ¿Quién soy yo ahora? ¿Que hago con mi vida? Aparecen sentimientos de desamparo. Estos evocan otros sentimientos, otras escenas de la vida de la persona que ocurrieron mucho más atrás en el tiempo y que tienen que ver con sus vínculos primarios (padre, madre, hermanos). Evocan a ese niño que tenemos dentro y que alguna vez se sintió solito, desprotegido o desamparado.
Orígenes de la pareja
Es necesario enfrentarnos a los orígenes de cada pareja, a como se fundo ese vínculo, sobre qué bases y tratar de descubrir cuáles fueron los pactos y acuerdos conscientes e inconscientes que le dieron origen. ¿Por qué se eligieron? ¿Qué le gustó del otro? ¿Cuáles eran sus expectativas con respecto a la pareja? Aquí se juegan dos niveles diferentes, uno es el otro real y el otro nivel es qué modelo de pareja interna tiene cada persona. El enamoramiento es un momento fundante; constituyen dos deseos, dos miedos, dos posibles…
En el enamoramiento se cubre al amado de todas las perfecciones del ideal, con la ilusión de recuperar algo que alguna vez se deseó que fuera y que ya no va a poder ser (la famosa perfección o completud, que no es lo mismo que complementación). Esto significa amar a la persona, al otro, a causa de las perfecciones que hemos aspirado para nosotros mismos y queremos procurarnos a través del otro. Esto suele aparecer como poco justo para la pareja, por eso se dan tantas demandas sobre la misma. Algunas parejas tienen la ilusión y la esperanza de que el otro va a satisfacer todas sus necesidades, calmar sus angustias, sus miedos; va a ser padre, madre, amigo, amante, socio… Creo que le pedimos demasiado a la pareja.
No presionar a la pareja
Si pudiéramos pensar “qué deseo yo para mí”, en lugar de “qué desea el otro para mi”. Asumirnos como personas nos libera y libera al otro. Asumir la propia responsabilidad frente a la vida ayuda a no descargar sobre la pareja los miedos, las inseguridades, las dificultades, los propios fantasmas que nos asustan. Si pudiéramos conciliarnos con nuestras faltas, carencias, sería posible que se diera el encuentro con el amor a partir de las diferencias. Poder diferenciar yo – otro, para construir un nosotros. El amor se nutre de proximidad y distancia (intentando proximidades y distancias óptimas), para ser co-nocimiento y co-nacimiento (ese “co” es algo nuevo de a dos). El buen amor, la pareja, es una tarea difícil, trabajosa, pero plena de hermosas posibilidades.
Espacio de la pareja
El espacio de la pareja es una tensión dialéctica entre ser y pertenecer o pertenecer siendo, lo cual posibilita tanto la unión como la desunión. En este espacio pueden desarrollarse el amor, los proyectos, el crecimiento personal y del otro; pero también la violencia, el desamparo, el rencor y el odio.
Lograr este delicado pero placentero equilibrio me hace pensar que cada pareja puede crear su identidad, que se me ocurre llamar parejidad (puesto que la pareja es una relación de pares, una relación simétrica). Es necesario que haya dos que quieran y que puedan esta parejidad.
Algunas reflexiones
La pareja hoy es un modelo para armar, en el que hay que tener en cuenta:
El paso del tiempo.
Las diferencias culturales.
El cambio cultural (roles en movimiento).
No querer cambiar al otro.
No tener por qué adivinar su deseo, su necesidad.
Preguntarle y no afirmarle.
Respeto por sí y por el otro, por sus diferencias.
Sobre la base del respeto y del amor es posible construir una buena pareja.
Palabras finales:
A modo de colofón considero útil citar y transcribir algunas frases – de distintos pensadores y de diversas épocas – que afirman y compendian las ideas expuestas en este trabajo:
“Todos nacimos para amar y ser amados. Es el principio de toda existencia y su único fin”
“Frente a tantos colores maravillosos que hay en este mundo es una lástima ver todo blanco y negro”.
“El amor crea un nosotros sin destruir el yo”.
“Si no te perdonas a ti mismo, cómo puedes perdonar a los demás”.
“Las mentes son como los paracaídas, solo funcionan cuando están abiertas”.
“El amor desaparece con las presiones, su verdadera esencia es la libertad; no es compatible con la obediencia, los celos ni el temor. Se torna más puro, perfecto e iluminado cuando los enamorados viven con confianza, igualdad y reserva”.
* Psicóloga Clínica – UBA 76, Psicoanalista, psicoterapeuta, Psicodramatista, Especialista en Pareja y Familia.
tengo 12 años de edad
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necesito ayuda de terapia por problemas de celos
Manuel, podés comunicarte telefónicamente al 4911=4213, Lic Waldo García
TENGO 36 AÑOS Y MI ESPOSA 33 PERO ELLA NO ES QUE LE GUSTE MUCHO EL SEXO QUE ME ACONSEJAN
Estimado Carlos: No es esta una publicación que de consejos, por lo que quizás deberían consultar con un terapeuta de parejas en busca de una solución.
un abrazo